El comprador
Corría el año 1928 cuando Don Félix Marcos Costa (n.7-10-1905, m.9-6-1971), hacendado y rematador de la firma Duhalde y Cía., enamorado de su prometida Cidanelia Barton,(se observa en las tres fotos al pie, en la tercera con su esposa e hija, ambas Cidanelia) decide comprar un lote en la ciudad de San Miguel del Monte, poblado que era muy incipiente aún. La operación se concreta en febrero de ese año. La vendedora, Ramona Pinel y Salas, viuda de Andrade, quien luego de algún pleito con la sucesión había demolido la construcción anterior. El solar estaba ubicado en la calle Alem, entre Zenón Videla Dorna y Félix de Azara, en la mitad de la manzana, y continuaba hasta la calle Belgrano. También contaba con un sector sobre esta última calle hasta la esquina de Azara, conformando una L. En esta última parte del lote, el visionario Costa, con posterioridad a la concreción de su casa, también construye sendas viviendas de alquiler.
La Casa
Su objetivo era claro. Este solar albergaría el hogar que constituiría con su futura esposa. De este modo, ese mismo año, con la mano de obra a cargo del constructor Julio Bonetti, comienza a hacerse realidad su proyecto. La exquisita casa que hoy tenemos ante nuestros ojos se finaliza en el año 1929. El diseño reitera la alineación de ambientes, en este caso formando una L que comienza sobre la línea municipal y continúan sobre una de las medianeras, con una galería, hoy cerrada, en uno de sus lados.
Los locales se entrelazan, escritorio, sala de música, comedor y dormitorios. La dueña de casa era maestra de música y, si bien nunca ejerció, solía deleitar a sus seres queridos con melodías ejecutadas en el piano, que se encuentra en la sala especialmente diseñada por su marido. A diferencia de años anteriores, donde los locales sanitarios se ubicaban apartados de la construcción principal, aquí se encuentra incorporado. Para terminar la línea de habitaciones se encuentra la cocina, que en sus inicios contaba con una cocina económica. Los techos tienen estructura de madera, cielorraso de tejuela, que en algún local aún se deja ver, y cubierta de chapa.En la mayoría de la casa se observan cielorrasos de pinotea. El mismo material se emplea en los pisos de los salones, sobre cámaras de aire. Y hay otros sectores que poseen pisos calcáreos italianos con bellos motivos. Todas y cada una de las partes de esta construcción se encuentran en perfecto estado de conservación, gracias a la férrea convicción conservacionista y dedicación constante de sus dueñas.
Como en tantos otros ejemplos de esta antigua ciudad, sus paredes demuestran la fortaleza con la que se levantaban las edificaciones por esas épocas. Los elaborados detalles y molduras que ostenta su fachada principal, terminada con revoque Piedra París (este revoque fue muy utilizado en la arquitectura de fines del siglo XIX y primera mitad del XX) tanto en su friso como en los contornos de las aberturas y en su coronamiento, nos hablan de una mano de obra experta, de las que ya no existen. Los trabajos en herrería, rejas en balcones del frente con motivos curvilíneos y terminaciones en bronce, mamparas interiores y aljibe, fueron realizados por la Herrería del Señor Pol. Del mismo modo, muestran el más grande apego al amor por el trabajo y las finas terminaciones. Esta fachada se completa con aberturas de cedro con las típicas banderolas y celosías de hierro en las ventanas.
En el sector lateral de la vivienda se encuentra el patio presidido por un muy bonito aljibe, con su brocal revestido en piedra París y su elevación con elaborado trabajo en hierro. A él se accede por cuatro veredas que forman una cruz y luego lo rodean, albergando en los cuartos restantes un lugar perfecto para que se luzca una gran variedad de plantas y flores. Más allá en el espacio del jardín se hallan dependencias de servicio y un garaje. Y más atrás en el tiempo, se encontraba algún gallinero, un molino, una cancha de tenis y el acceso para carruajes y caballos. Todos estos elementos nos pintan como ha sido la vida que llevaban nuestros antepasados por aquellos momentos.
El zaguán
Una mención especial merece el zaguán de acceso. Traspasada la puerta de calle, nos recibe un decorado y colorido piso de calcáreo italiano, con escalones y umbrales de mármol de Carrara, que se repiten en toda la casa. Sus paredes, en la parte inferior, están revestidas con mármol color ocre que culmina con una moldura del mismo material. En su parte superior, el revoque es decorado ricamente con molduras, escudos, florones y guirnaldas de flores, todas en tono natural. Culminando este bello espacio, se luce la puerta cancel con cristales tallados en los que se leen las iniciales de su mentor, “F.M.C.”. Estas letras también se observan resaltadas en la pared por sobre la mencionada puerta.
Los ambientes más importantes, hacia la calle, aún hoy cuentan con finos detalles de revestimientos en las paredes. Zócalos, guardasillas y molduras de cedro, pinturas con elementos de la naturaleza realizados por el pintor Antonio Caiafa, el mismo que pintara la capilla de nuestro Hospital Zenón Videla Dorna. Los motivos que empleó Caiafa estuvieron inspirados en los diseños de William Morris. Cada habitación tiene un motivo y un colorido diferente. Pintadas en el año 1929, en el siglo XXI se conservan como el primer día.
Agradecemos profundamente a Susana y Beatriz Herrero, nietas de Don Félix, y a su madre, Cidanelia Costa, viuda de Luis Herrero, de 90 años. Las tres nos han brindado toda su amabilidad y paciencia al recorrer su casa, y con mucho entusiasmo nos relataron toda la historia de su familia y esta casa, próxima a cumplir sus primeros 100 años, que hemos tratado de redactar de manera fidedigna.
William Morris
Nacido en 1834, fallece en 1896. Arquitecto, diseñador y maestro textil , traductor, poeta, novelista y activista socialista británico. Asociado con el movimiento británico Arts and Crafts, fue uno de los principales promotores de la reactivación del arte textil tradicional manteniendo, recuperando y mejorando los métodos de producción artesanales frente a la producción en cadena e industrial. Este movimiento defendía un estilo de vida sencillo e inspirado en la Naturaleza a través de objetos domésticos caracterizados por su calidad, funcionalidad y el respeto a la autenticidad de las técnicas y los materiales. Fue un gran defensor de la conservación del patrimonio arquitectónico religioso y civil. Desempeñó un importante y muy activo papel en la propaganda y difusión, mediante escritos, mítines y conferencias, del incipiente movimiento socialista británico.
Mediante su empresa de arquitectura y diseño industrial, Morris creó un renacimiento cultural en la Inglaterra victoriana que se basaba en las artes y los oficios de la época medieval como paradigma de la primacía del ser humano sobre la máquina y a la vez de un trabajo hecho atendiendo a las más altas cotas de expresión artística.
Su crítica a la producción industrial no se debía tanto a la capacidad de fabricar muchos objetos sino a la condición que adquiría el trabajador de ‘mera herramienta’ ya que desaparecía la parte creativa, artesana y ‘humana’. Morris, consideraba que el trabajador se transformaba en una máquina y este aspecto era para él la esencia de la crítica socialista y también romántica del proceso de trabajo capitalista.
En noviembre de 2021 se firmó el convenio de Preservación que declara a la Casa de Felipe Marcos Costa como Bien de Valor Patrimonial, según la ordenanza N 4362/20 y el decreto N 2291/21.
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