Monte aparece anotado en la línea de fortines como un puesto de avanzada, en que su aparente origen pareciera ser de un sector de paso, de descanso, como un reducto del comandante Juan San Martín, que lo describía como la Guardia del Monte, Guardia de La Laguna, en el año 1745. Sin embargo, en los registros yacen 30 años de intermitencia, en los que en 1755 aparece el proyecto impulsado por el cabildo para desarrollo de la línea de fortines fronterizo al Río Salado como medio de defensa permanente. En 1760 la cédula real confirma que se construye el fuerte que también es conocido como “de La Matanza”, otro de los pseudónimos al mismo. Los años sucesivos aparentan desconocimientos e imprecisiones en los relatos, en los que desfilan los nombres de Blandengues y capitanes, deserciones de milicianos y las visitas de los pueblos originarios, tanto violentas como pacíficas.
El actual territorio provincial estuvo poblado en sus inicios por los “Querandíes” que posteriormente serían conocidos como “Pampas”. Éstos eran tan bravos, según Sánchez Zinny, que complicaron desde un principio el asentamiento español. Esta región tiene de nombre “Pampica” ya que significa Tierra Llana, extraído del idioma de estos pueblos. A su vez, los vientos provenientes desde el oeste hacia el este, son llamados Pamperos, en honor a la dirección en que estos se dirigen. La extensión del territorio es amplia, cubierta de pastos abundantes que son regados por copiosas y abundantes lluvias, rodeados de lagunas que brindan sus servicios ecológicos al ambiente.
Maqueta del Fuerte 1779
Durante la noche del 24 de diciembre de 1778, el alférez Santos Molina se encontraba al frente del destacamento y con algunos milicianos se aprontaban a pasar la noche en la Guardia. El fortín no tenía una estructura sólida ni resistente que ofreciera verdadera seguridad, ya que no tenía puerta y el foso que lo rodeaba se encontraba derruido. Luego que cayera la noche y en el silencio del cielo azul que cubría aquella navidad, se vio perturbada la paz, ya que los pobladores de la Guardia del Monte sufrieron de un grave ataque por el malón que logró ingresar gracias a que no percibieron grandes dificultades para ingresar al fortín. La matanza se cargó consigo a 9 víctimas confirmadas, sin tener en cuenta aquellos que por el temor huyeron despavoridos del lugar. Es aquí donde la historia nuevamente se mezcla con la leyenda, dando origen a la natividad trágica y la influencia de fuerzas ancestrales, que en el pago lo llamaban GÜECUBÚ.
Laguna
Sardén y De la Calle son los que arrimaron a los primeros pobladores y los reúnen en el centro urbano. Esto quizás podría ser lo que los colocaría en el título de “Padres del Pueblo”, incluso más a Sardén, ya que éste acepta en el mismo año el cargo de Comandante de las fronteras y Subinspector de las milicias al que Pinazo había solicitado retirarse.
Maqueta Fuerte 1779
Fechada la carta el 19 de noviembre de 1779, de “Laguna de San Miguel del Monte”, el Ayudante Mayor Sebastián De la Calle eleva al Virrey por orden de su Comandante un informe del estado de la guardia, en el que alega que: “La capilla se está armando, pues ayer se ha comenzado”. Éste es el documento más antiguo que afirma las condiciones en que se establecerá un vecindario.
Para 1781 quedó entonces fijada la línea de fortines que se conectaba desde Chascomús hasta el fortín de Melincué, pasando por Monte, Lobos, Navarro, Luján, Areco, Salto, Rojas y Mercedes.