De bombacha celeste y camisa a cuadros y, bajo la sombra de un paraíso, lo encuentro a Miguel Montenegro frente a su casa en el pueblo de Videla Dorna, partido de Monte, la tarde del 15 de enero de 2008.

AE: Miguel, ¿Cuándo nació?

MM: El 13 de septiembre de 1915 en la estancia Santa Rita, en Berra, que era de Don José Maldonado.

AE: Sé, porque Ud. me lo dijo, que su madre era de ascendencia mapuche.

MM: Sí. Se llamaba Josefa Gómez. Mi padre Juan Bartolomé Montenegro nacido en el partido de Monte. Son de las familias antiguas.

AE: Ud. me habló de un tiroteo que hubo.

MM: Si. En el famoso tiroteo que hubo en Monte en el año 1926 estuvo uno de ellos. Se llamaba Nereo Montenegro y participaba de ese tiroteo. Yo tengo un Winchester de esos que tenía. Lo tengo de recuerdo, como reliquia, que era de él.

AE: ¿El nombre de su abuelo?

MM: También Bartolomé, y creo que nació en Monte.

AE: Y su abuela paterna, ¿La llegó a conocer?

MM: No.

AE: Y de su madre. ¿Nunca conoció algún pariente de su madre?

MM: La mamá de mi madre se llamaba Isabel Gómez y sus restos están descansando en Lobos. La familia era parienta de los Maldonado, y ella trabajaba para los Urquiola. Eran una familia muy vieja, pudiente, que tenía campo en Lobos.

AE: Cuando dejó Santa Rita ¿adónde fue a parar?

MM: Acá a El Recreo. Vino mi padre con tambo, yo tenía casi 7 años. Y ya después me quedé en El Recreo. Trabajé 60 años en El Recreo. En ese tiempo el dueño verdadero era Don Alfredo Zemborain que era abogado, casado con Justa Doze. Yo llegué a conocer el castillo que tenían en Junín, que era de los Doze, gente muy pudiente.

AE: Los tambos eran a mano en esa época.

MM: Si, todos a mano. No había nada de tecnología en esa época, no había máquina. Empecé de boyero. Cuando yo tenía 15 años, en el año 30 empecé a trabajar. ¡Después llegué a estar 42 años de mayordomo en El Recreo, cuando era estancia!

Entré de mayordomo en el 50, cuando tenía 35 años.

AE: ¿Y antes de ser mayordomo, que hacías en El Recreo?

MM: Era mensual de campo. Eran años duros esos del 30. Era una miseria. En esos tiempos no se conocía botas de goma, nada. Yo ganaba treinta pesos por mes y en el invierno me rebajaban 5 pesos porque el día era más corto.

AE: Pero ese año fue especialmente duro. ¿En el 28 y 29 no estaban mejor las cosas?

MM: No, después de ahí llegó hasta que, vamos a hablar poco y claro, hasta que llegó Perón.

AE: Sí, eso es, le pido que hablemos claro.

MM: Hasta que surgió Perón. Ahí las cosas cambiaron. Yo como ser, ganaba 30 pesos, me aumentaron a 40. Cómo no iba a gritar ¡Viva Perón!

AE: Si, porque además no había inflación, era un aumento en serio.

MM: En serio. Si.

AE: Ud. con 40 pesos en esa época ¿qué podía comprar?

MM: Y qué se yo. Hacía diferencia. Podía ahorrar.

AE: ¿Un caballo cuanto costaba?

MM: Un caballo medio regular costaba 25, 30 pesos.

AE: Un caballo de trabajo bien domado.

MM: Exactamente.

Me tocaba recorrer el campo y también domar. Cuando me casé me dieron un puesto. Me casé a los 52 años.

AE: Ah, pero era un viejo macaco.

MM: Sí. (riéndose) Me casé con Linda Marta Vidal de una familia muy antigua de Berra. Y tuve un solo hijo Miguel Ángel.

Cuando yo le dije al patrón que si me daba un puesto me quedaba allí y que me habían ofertado uno me hizo el puesto enseguida. Un puesto nuevito. Allá en frente a Las Perdices ahí en cuanto se baja del paso a nivel, ahí nomás.

AE: ¿Qué otros parientes tiene en Monte?

MM: Los Montenegro. Mis hermanos. Éramos 8 hermanos y el único Montenegro que queda soy yo. Porque murieron. Uno fue encargado de San Zenón. En Berra había Montenegro gente pudiente que tenía campo.

AE: ¿Qué caballos domó?

MM: Casi todos caballos cría de El Recreo. Ahí había mucho yeguarizo. Unos años había caballos que se criaban para la Remonta. 15 o 20 potros todos los años se mandaban para la Remonta para la Montada. Tenía que ser un caballo alto de alzada. Los caballos que domaba eran para la estancia.

AE: ¿Cuánto personal había en el Recreo en su momento de mayor movimiento?

MM: Cuando yo estuve en total con los puesteros como 32 personas. Había cabaña de toros, de ovejas, había de todo. Y ahí había mucho personal. Se criaba AberdeenAngus. Buen AberdeenAngus había en el Recreo. Había líneas de varias cabañas, de Firpo, buen origen siempre.

AE: ¿Cuántas hectáreas tenía el Recreo cuando Ud. era el encargado?

MM: En dos fracciones eran 5.000 hectáreas.

AE: Así que en las yerras… me dijeron que era bastante maula para tirar el lazo…

MM: (riéndose)

AE: Me dijo Miguel Delgado que lo vio tirar lejísimo…y con el final del lazo lo agarraba al ternero.

MM: (como reviviendo) Si, no, no, en eso, no es por nada, pero Dios me mandó una virtud bárbara para eso.

AE: ¿Qué le gustaba más, pialar o enlazar?

MM: Al último, enlazar. Antes todas las yerras se hacían a lazo. Yo a muchos les digo ¡cómo no iba a haber gente gaucha antes! El que no salía era porque era jodido. Había lugar para aprender, para practicar. Teniendo afición uno aprende tirando.

AE: ¿Quién fue su maestro?

MM: Acá había un hombre viejo que estuvo de capataz en el Recreo, Braulio González que era un hombre muy experto, que manejaba muy bien el lazo. Pero uno después va aprendiendo solo.

AE: ¿Cuál fue su mejor caballo?

MM: Yo tuve un caballo para trabajar, un alazán ruano, que era un caballazo. Yo lo llamaba El Ruano. Después tuve un caballo en otro ramo: de carrera. Un caballo que yo creo, en la provincia de Buenos Aires, fue el mejor caballo que pisó. Se llamaba El Tonto.

AE: ¿Le ganó a El Amarillo?

MM: ¡Sí! ¡Le ganaba!!

AE: ¿En 300 metros?

MM: Sí.

AE: ¿Corrieron alguna vez?

MM: No, pero le hubiera ganado. Yo sabía por el reloj. Una vez bajó una yegua que venía de Venado Tuerto, acá a Cañuelas, era una yegua invicta que andaba, y mano a mano la corrimos y entonces el hombre que lo cuidaba estaba medio desanimado porque decía que no había con qué darle a la yegua, “Mirá, -le dije- la plata la pongo yo, así que si vos prevés que tenés la disponibilidad de hacerle guerra vamos a meterle”. Y así fue, metimos coraje y le corrimos a la yegua. Que, la gente vino, muchísima de Venado Tuerto, y yo me acuerdo que yo abría los 300 porque quería ver la suelta y como venía a los 300 metros. En totales tiro era de 400 metros. Y bueno, por ahí largaron, y venía a los 300 metros sacando el pescuezo enterito el Tonto, y el de la yegua pegó dos chirlos, y no avanzó nada, yo todavía pegué el grito ¡La plata es nuestra! Dije. Y fue.

En Monte nunca corrió El Tonto. Corrió en La Pampa corrió mucho. Por todos lados. El caballo era hijo de Barquito. Vino (el padre) en el vientre de una yegua, era importado, y después había un doctor Pinto que era veterinario y le gustaba mucho el caballo y averiguó de que el origen que tenía el caballo era un origen bárbaro, inglés. Al caballo, padre del Tonto lo dejaron morir de miseria y cuando se dieron cuenta ya era tarde. No tengo los papeles del Tonto. Era cruza con criollo.

AE: También había avestruces y las boleaban.

MM: (riéndose) Con las tres marías. ¡Uh! Acá había un potrero en esos años de 1000 hectáreas, un solo potrero. Había avestruces como ovejas. Nunca había sido arado ni nada. Y era la diversión nuestra en esos años, el fútbol todavía no había aparecido, y ¿qué hacíamos? Los domingos íbamos a correr avestruces. La habilidad en el avestruz es también como en el lazo,vio para bolear.

AE: Salirle al cruce…

MM: Si.También una vez fue un muchacho nuevo a correr. Le digo “Mirá, cuando veas un avestruz echado no lo vayas a atropellar de atrás, eh, es peligroso, atropellalo de adelante, porque si lo atropellás de atrás el avestruz, con el envión, la fuerza que hace con las patas sale para atrás. Y en eso lo atropella de atrás a uno y lo pasó por debajo del cogote y el caballo se la arrastró a corcovear y la camisa hasta el cuello le partió.Ja Ja Ja.

Una vez me atacó un avestruz macho que estaba empollando en el nido.Hacía sonar el pico, se me venía encima y entonces le golpeaba fuerte con el rebenque en la bota y le gritaba hasta que cedió. Eso sí que es peligroso. Lo que es la naturaleza, el macho es el que enclueca los huevos y cuando se echa saca un huevo afuera para que se pudra para poder dar de comer a los pichones. Después cuando nacen, se lo rompe y las moscas se amontonan y él les da de comer.

AE: Volviendo a su madre. ¿Nunca se habló de los antecedentes mapuches en su familia?

MM: No, porque mamá era única hija, que vino por acá. Ella nació en Lobos. Hablaba de que estaban allá. De los Mapuches. No sé de qué parte.

AE: Volviendo a Monte: Cuando Ud. nació gobernaban los radicales. Después aparecieron los Videla Dorna en la política.

MM: Sí, que fue cuando le ganó tres veces las elecciones y no le querían entregar el poder. El radical se llamaba Mario Cima y entonces la última vez le dijo Videla Dorna (Daniel) “Si no me la entrega por las buenas me la van a entregar por las malas” Y no aflojó nada. Entonces se acomodó muy bien. En el pueblo de Monte todas las casas que dan a la plaza pertenecían a los conservadores. Y nos acantonamos bien en esas paredes altas como esas del Quijote que sobresale arriba y de atrás les metió colchones.¡Uh!Fue un tiroteo de la gran puta, un caballo muerto, y estuvo un escuadrón de policías bravos que respondían al Intendente Cima. Pero al final tuvieron que entregar porque si no iba a haber una mortandad de la gran siete.

AE:¿Quiénes tiraban desde las azoteas? ¿Se acuerda de algunos?

MM: Parientes míos había varios,varios Montenegro. Ellos eran muy conservadores. Y además eran empleados de Daniel Videla Dorna.

AE: ¿Y quién era la mano derecha en la política de Daniel Videla Dorna?

MM: Ramón Márquez. Era una potencia en ese sentido. Conservador fuerte.

AE: Ud. me comentó algo que pasó en la plaza cerca de un molino.

MM: Sí. Cuando el tiroteo, un sargento que vivía acá en Videla Dorna, Juan Álvarez, dice “yo voy a ver qué es lo que pasa”. Se subió a la mitad del molino para divisar, y lo bajaron como a un chingolito… después vino el escuadrón.

AE: ¿Cuándo tuvo auto la primera vez?

MM: Ya de grande, a los 32 años.

AE: Pero era un bacán, ¡tenía auto y no estaba casado!

MM: (riéndose) Me gustó siempre ahorrar un pesito.

AE: A veces que uno quiere, pero no se puede. Quiere decir que se podía ahorrar en esa época.

MM: El que quería ahorrar un pesito podía. Se podía entonces. Hay gente que conforme lo ganaba llegaba a fin de mes y ya estaban secos otra vez. Yo siempre fui ahorrativo.

Tuve mucha suerte, Dios me ha dado salud, voy a cumplir 93 años….no sé lo que es tomar un Geniol todavía…

AE: Qué bárbaro.

MM: Había una cuñada Avelina (casada con Cristóbal Montenegro, mi hermano)que me quería mucho y me decía siempre, “Mirá Miguel le pido a Dios, y rezo todos los días, que yo cierre los ojos antes que vos porque vos has sido el sostén de todos los Montenegro”. Y esas cosas. Cada vez que podía ayudar he ayudado. A mucha gente.

AE: Me gustó mucho escuchar sobre el pensamiento de Daniel Videla Dorna cuando apareció Perón.

MM: Yo era muy amigo de los hijos de él: Daniel, Ciudadano, y el Vasco. Cadavez que venía Don Daniel yo lo saludaba. Y un día yo estaba en el hotel El Jardín porque paraba el colectivo La Estrella,y lo vi bajar. Y vino directo adonde estaba yo y me dijo directo; “Mirá Miguel, de aquí en adelante tenemos que apoyarlo a Perón. Vengo de hablar con el Dr.Márquez, y la única salida que nos queda a nosotros es apoyarlo a Perón. Y a partir de allí, Perón ganó en Monte. No ganó, robó. Hablamos del año 1945.

AE: Y en los años siguientes ¿el partido conservador siguió apoyando a Perón? Ud.¿trabajó por Perón a partir deallí?

MM: Si, pero con cuidado porque los patrones eran muy contrarios a Perón.

AE: Pero ¿Daniel Videla dorna seguía apoyando a Perón?

MM: Si, si,… porque nos repetía, la única salida de nosotros es apoyarlo a Perón.

Mire yo digo de entre todos los políticos, inteligentes como Perón aparecen muy pocos. Porque surgió él cuando entró en la Secretaría de Trabajo y Previsión, apoyó al gremio ferroviario, y ahí es donde agarró a mucha gente. Me acuerdo que los maquinistas tocaban el pito del tren y gritaban ¡Viva Perón! Y así, por eso digo que otros políticos con la inteligencia de Perón, con la inteligencia los hizo todo, eh.

Él se hizo meter preso para ver si el pueblo estaba con él. Entonces toda la gente rica gritaba y hacían unas fiestas bárbaras y al otro día aparecieron (los pobres) en la plaza de mayo a los gritos, el pueblo estaba con él. Dios Libre.

AE: ¿Qué cosas buenas trajo Perón?

MM: Para nosotros muchas cosas. Entonces no había vacaciones, no había jubilación, no había nada. Y el trajo todas esas cosas. Las vacaciones y las jubilaciones empezaron con Perón. Uno llegaba a viejo y lo largaban a uno al fondo de un potrero. No se conocía nada de eso. Por eso le digo, mucha gente, … uno no puede hablar porque hay mucha gente en contra…

AE: Como no, hay que hablar…de lo que uno piensa, se acabó el tiempo de que uno no podía hablar. Hay que hablar de todo.

MM: Ah, sí, sí, sin ofender a nadie.

AE: Ud.¿la llegó a conocer a Evita?

MM: Sí, como no. Yo digo que si Evita no hubiera muerto sería más grande que Perón. Yo cuando falleció Evita tenía una foto-que coincidencia- de cuando ella era artista, era jovencita. Cuando empezaron a registrar todas las casas, estancias, todo, yo agarré y la tuve que quemar porque si la encontraban me metían preso. Y así.

AE: Quién ¿El Patrón?

MM: No, no. Vinieron y pasaron requisa. El patrón vino y me dijo si tenés armas, cualquier cosa escondelas en una parva de pasto que van a venir a requisar todo. Bueno un buen día se aparece bien temprano un jeep del ejército, y me digo, “ahí viene un señor” y me encaró. Yo ya había acomodado todo, tenía un viejito llamado Pedro Milano medio enfermo, que tenía una foto de Perón montado en el famoso pintado, y le digo, ponela enfrente de la puerta, allá en la pared, ¿Y porqué? me pregunta, “yo te digo, haceme caso”, bueno cuando vinieron los del ejercito pasaron y yo los llevé derecho allá, cuando vio la puerta un milico joven, dijo “le voy a prender fuego” y le digo “momentito por favor”.“Mire que si me quema la foto ese viejito se me muere”. Y entonces el mayor que andaba con ellos me dijo: “Dejá, dejá, no lo quemés” Entonces ahí nomás aproveche para decirle “Después de todo usted es un ignorante. ¡Gracias a ese señor nosotros hoy lo estamos pasando bien eh! Bue, entonces el mayor que andaba con ellos, dice “bueno, … vamos, a la casa de altos, esta es la del personal”. Bajamos la foto, pero le digo “vamos al chalet”, en ese momento el mayor me pide que firme el papel y me da la estancia como requisada. “Porque todo lo que ha dicho Ud. tiene muchísima razón. Pero a nosotros nos obligan, tenemos que proceder de esa forma, no dejo de reconocer que lo que ha hecho Perón es lo más grande que hay.”

AE: ¿Se acuerda de alguna peste en Monte?

MM: De la fiebre amarilla, en tiempos de mi padre. La gente se moría como moscas. Los cargaban medio vivos e igual se los llevaban. Mi padre siempre decía. Basta que tuvieran la fiebre amarilla los cargaban y los tiraban en una fosa común. Lo que es la inteligencia. Después ya surgió la medicina… y las cosas cambiaron ahí.

La dieta de Don Miguel ahora a su edad ha cambiado. Toda su vida fue un gran comedor de carne. Ahora cambió de dieta y casi nunca come carne. Come pastas, arroz, y de noche una taza de leche “¡¡Nada más!! Muy de vez en cuando un desarreglo, por ejemplo, una picada “a fondo” con mortadela…”

MM: Yo con la gente nunca fui arrebatado para mandar. Yo si tenía algún problema con algún empleado lo llamaba a solas al escritorio y le decía “Bueno mirá, no quiero que se repita más esto, porque la próxima vez que se repita, no me digas más nada, agarrá tu monito y chau. Vení a cobrar.” Tuve la suerte que la gente me defendió una barbaridad. Era un compañero de trabajo.

Yo conocí al anterior mayordomo, que era esos viejos de antes, rejodido hablando en criollo, Rodolfo Ferreira, mezquino. Yo me acuerdo un domingo, teníamos que ir a otro campo.Íbamos saliendo y andaba un pobre de acá de Videla,con una rastrita de chapa que había cargado de leña. Y lo primero que le dijo, “¿quién le dio para hacer leña?”, le contesta, no señor me hacía falta y como hay tanta aquí en la entrada vine a juntar un poco. No,no. ¡Descárguela y váyase! Y no me pise más acá adentro. Ah mierda, yo me quería morir. Y así eran esos viejos de antes. Cerrados, querían ser ellos nomás. No ayudaban a nadie.

Cuando yo entré de mayordomo ahí había un señor que se llamaba Freddie. Y entonces un día, estábamos sentados en el escritorio y le digo: “A todos los puesteros todo el que pueda tener una vaquita hay que darle una ventaja, que puedan tener un animalito, porque a la larga a Ud. le carnean un ternero, cualquier cosa. Me dice, bueno manejalo vos a tu manera. Era una alegría grande para la gente. En ese entonces era un aguinaldo grande para ellos. Había que ser un poco elástico, ¿no? En ciertas cosas. Ahora cuando quieren pasar por arriba ya es otra cosa.

Si, tuve mucho apoyo con el personal.

AE: ¿Cuántos animales llegaron a tener en el campo?

MM: Vacas 5.000, lanares 1500 y yeguarizos 120 yeguas madres.

AE: Así que Ud. lo manejaba a Timoteo Aguirre.

MM: Ah si, que, ¿lo conocía?

AE: Si, yo le andaba los caballos de polo cuando eran nuevos.

MM: Si sabía mucho de caballos, se descontrolaba a veces con la bebida. Pero muy hábil para el yeguarizo.

AE: Todos teníamos una gran admiración por él.

MM: Porque sabía.

Momentos difíciles

Yo no le daba lugar para que se creara un problema grande con el personal. Siempre me llevé por el consejo del Sr Freddie Zemborain. Un día había un problema con un vecino. El vecino se dio cuenta que había hecho una macana grandísima y me vio a mí. ¡Me metió en un brete bárbaro! “Mire no quisiera que me pase eso con Don Freddi”. Bueno, él venía de Buenos Aires los viernes y el sábado siempre se daba una vuelta en el campo. “Venite el sábado a las diez de la mañana”, le dije, “yo te voy a acompañar, vamos a esperarlo en el escritorio” Estábamos sentados los dos, lo saludó, le dio la mano, todo, y le pregunta ¿necesitaba algo? Sí señor, yo quería hablar dos palabras con Ud. Entonces pasó para el escritorio. Pasa Miguel vos también. El hombre le pidió mil disculpas, y él le dijo: “Mirá, a las brutas no se arregla nada. Si no terminás a las trompadas o cualquier cosa. Con educación llegas a cualquier arreglo. Después se hizo un señor, ese, con todos los consejos que le dio. Porque era cierto. ¡Era un hombre bárbaro! –dice Miguel con una gran dosis de admiración por Freddi- tenía paciencia para eso.

AE: Dígame, ¿cómo domaba?

MM: Lo enlazaba en el corral. Luego lo ataba a un palo. Ahí lo tenía un rato. Y así yo fui con los yeguarizos muy cariñoso. Siempre me gustó tratarlos bien y hasta a veces le robaba al cocinero unos terrones de azúcar; en esos años el azúcar venía en esos terrones y un poco de sal. ¡Y el yeguarizo como lo distingue!

AE: ¿Y la sal como se la daba?

MM: En la mano mesturada con el azúcar. ¡Uh, el caballo como se encariña con uno!! Después lo sigue para todos lados. El yeguarizo es muy inteligente, eh.

AE: ¿Ud. tiraba de la boca?

MM: Sí, lo montaba en el corral redondo. Los primeros galopes los hacía en el corral. Porque el caballo se envicea a corcovear. Si lo deja corcovear ya se envicea. Hay que procurar que se ablande en la boca para poder dominarlo.

AE: ¿Ud. lo tiraba en la boca primero?

MM: Si, sí. Yo lo tiraba de abajo con unas riendas corredizas. Cuestión de darse maña. El yeguarizo es un amigo de uno, ¿eh?

AE: ¿Quién le enseñó a domar?

MM: Pasaron tantos domadores, que uno se va copiando.

AE: ¿De qué domador se acuerda en especial?

MM: Estuvo el negro Cueli. Al “Negro” Cueli lo tuve 8 años yo cuando era mayordomo. Mensualeaba y domaba.

AE: El mejor jinete de la provincia de su tiempo. ¡Y que prolijo que era para jinetear!

MM: Y muy hábil en la parada. Era un negro como un gato. Pobre Julio…No hace mucho murió. Hará dos años. Estaba cerca de Alvear. Era nacido de por ahí.

AE: ¿Y su padre?

MM: Él era tambero. A mi padre le gustaba mucho domar caballos de pecho.

Un comisario

Había un comisario macaco que estaba acá en Monte y cuando se hizo la ruta 3 él se recorría todo eso a pie. Y adonde veía alguno parado, dos o tres tardes seguidas en la esquina, lo llamaba. ¿Señor, de que se ocupa? “No tengo trabajo”, bueno venga para acá y a todos los mandaba donde estaban haciendo la ruta 3 y el puente de la California. En esa época se usaba la patilla larga, y le cortaba una, el mismo le pasaba la máquina y se la cortaba. Todo ese zabalaje fue a parar todo allá, pal puente.

Era un comisario morocho, Correa de apellido, los raleó a todos porque ahí les dio trabajo a todos. Y corrigió mucho al pueblo. Yo me acuerdo, un día estaba en la estación para tomar el tren, y había un chico fumando y le dice ¿Qué edad tenés vos? Parece que le dijo, quince años. “Mirá, sos un poco chico todavía para fumar, tirá ese cigarro.” Siguió caminando, no le dio pelota el muchacho y ya miró para atrás y ya vio que seguía fumando. Pegó la vuelta con las manos por detrás y cuando lo tuvo a tiro le encajó un bis al cigarro que fue a parar al medio de la vía. “No te he dicho carajo que sos muy chico para fumar! ¿Eh? Y era así. Puj! ¡Curó muchísimo eso en Monte! Ahora no les dan pelota a esas cosas.

AE: Ud., cuando se murió Daniel Videla Dorna, me habló de un viaje en tren.

MM: Sí, de un tren especial que fue de Monte todo lleno de gente. En esa época, gente de zapatillas, todo así nomás, gente pobre. Un hombre muy querido por el pueblo. Y el hospital, todo eso lo mantenía él.

AE: ¿El hospital que había sido donado por su padre (Zenón Videla Dorna)?

MM: Claro.

AE: Y a Raúl Videla Dorna, el que está en la estatua del centro de la plaza de Monte, ¿Ud. lo conoció?

MM: Si, era un hombre muy bueno, para tratarlo, siempre andaba así como está vestido allí en la plaza, siempre, siempre.

Era el dueño de El Rosario, que eran 22.000 hectáreas.

Una vez apareció un forastero, había ido con una tropa al mercado, y andaba descaballado, y de vuelta llegó a un almacén, ahí, La Guarida, y conversando dice, me han dicho que hay una estancia grande que dan para domar los caballos. “Yo los tendría 6, 8 meses y se los domo y se los traigo. Le dice, “vayasé ahí a la estancia, capaz que le dan. Se fue. Pasó por la cocina de los peones y va por la galería y vio a uno con un sombrerito que era él. Pasó y le dice “Buenas Tardes” “Buenas Tardes”, pasó para el galpón y pregunta ¿el mayordomo no está? “No, está en el pueblo. El que está es el patrón.” ¿Se puede hablar con él? “Sí, es el que está parado cuando pasó usted” Bueno, agarró y el tipo se fue, ató el caballo, y cuando va llegando, en una planta cercana, se saca el sombrero, el cuchillo y el rebenque y los tira contra la raíz de la planta.

Raúl Videla Dorna le pregunta: ¿Qué andas buscando hijo? –a todo el mundo le decía hijo- “Mire señor, ando sin trabajo, medio descaballado y todo y me he enterado que por ahí Ud. va a domar una tropilla, yo se la domo en 8 a 9 meses y se la traigo domada. Bueno, el mayordomo no está, va a tener que esperar hasta mañana. Le dejó en la lista del pizarrón. Mañana si viene a las ocho la potrada la encerramos en el corral. Bueno yo a las ocho voy a estar allá. Y vos estate allá, le dice al forastero.

Fue y le dice al mayordomo, “apárteme ocho potros y una yegua”. Se los apartó y los echó a un corral solos, y lo llamó al tipo, lo agarró del brazo, “Bueno hijo, ahí tenés, te los regalo para que te busques la vida. Se los regaló. ¡Qué acción había tenido! Era un hombre generoso. De estos no tendrían que terminarse más. Don Raúl.

AE: ¡Qué linda historia!

MM: Don Raúl no dejaba a pie a nadie. Adonde está la Sociedad Rural de Monte en la actualidad allí le llamaban El Pueblo Nuevo, porque eso era de él, y había casas, ranchitos, todo el mundo que quería un ranchito, iban y le pedían allá los mandaba a todos. Después desapareció y todo se fue al diablo. Le tocó a un yerno que era más jodido, se llamaba Ernesto Zemborain, y limpió todo, se terminó todo.

El recorría todo el campo a caballo, se emponchaba, si era invierno, toda la vida andaba emponchado, el campo lo recorría él.

AE: ¿Qué tipo de caballos criaba?

MM: Mucho criollo. Acá cerquita tenía un potrero que tenía 1.000 has y al fondo había unos puesteros ahí. Había uno que era ahijado de él. Se llamaba David Dillon, y un día le dice, mirá David te voy a hacer un regalo, y David le dice”¿Qué me va a regalar Señor?” Vos sos mi ahijado, te voy a regalar 500 ovejas. Y se las regaló. Bueno, a los pocos días en esos tiempos no había la experiencia que hay hoy con los lanares, para curar la sarna. Se le apareció (Dillon) en la estancia allá a pedirle remedio para curar las ovejas le dijo Don Raúl: “Anda al galpón ahí hay una barrica grande (venía en barricas de 200 litros), saca un poco y encerrá las ovejas que yo mañana te las voy a ir a curar. Ya como diciéndole, no vengas más a joder. (risas) Le regaló las ovejas, y encima le va a pedir el remedio… un verdadero inútil.

AE: ¿Raúl (Videla Dorna) domaba?

MM: No, tenía sus buenos caballos para andar.

AE: ¿Es cierto que había un fantasma en El Rosario?

MM: Se comentaba de eso, pero no se si habrá sido. Para mí era un fantasma inventado.

AE: El Rosario lindaba con El Recreo en algún tiempo.

MM: Si, acá el campo sí.

AE: ¿Lo que era Cerrillos no era parte de El Rosario en su época?

MM: No, no, Cerrillos noera aparte. Cerrillos era de los Terrero. Primero debe de haber sido de Rosas y cuando lo derrotan queda Terrero.

AE: ¿Qué recuerdo ha tenido Ud. de Rosas?

MM: De Rosas lo único que recuerdo de feo que conocí a donde estaba el cepo. Tenía todo ahí en Cerrillos. Había un rancho largo donde todo de adobe hecho y adentro estaban los cepos, de los brazos y de las piernas y el cogote.

AE: A los que se portaban mal, al cepo.

MM: No solamente, tenía la horca.

AE: ¿La horca también…?

MM: Si, tenía una planta de casuarina grandísima, y sobresalía un gajo grueso, así, por el costado.

AE: ¿Y esa planta sigue estando o lo volaron?

MM: No, no, lo volaron. Y ahí existía la horca.

AE: ¿Así habrá ahorcado a varios?

MM: Si, me comentaron.

AE: ¿Y el cepo lo aplicaban por un día, por una semana?

MM: No, capaz que lo tenían 20 días…

AE: Y que, le daban agua nomás…

MM: Agua nomás y alguna comidita nomás a los que estaban castigados.

AE: ¿Los Montenegro eran rosistas o unitarios?

MM: Eran rosistas.

De esta manera se da por finalizado este reportaje de inmenso valor testimonial, con lenguaje espontáneo y natural, una excelente fuente narrativa con datos muy interesantes. Agradecemos nuevamente la lucidez de Ángel de Estrada que muestra y pone en valor una época de la historia montense. ¡Felicitaciones!