UN PALO BORRACHO CON HISTORIA PROPIA
Nombre científico: Ceiba speciosa.
Nombre común: Palo borracho, árbol botella, mandiyú-ra (“semejante al algodón”, en guaraní), árbol de la lana o algodonero, entre otros.
Características: Su hábitat original es el este de Bolivia, el noreste de Argentina, norte de Paraguay, sur de Uruguay y sur de Brasil. Es resistente a la sequía y al frío moderado. Crece rápido cuando no le falta agua. Se propagan fácilmente por semillas.
Árbol de hoja caduca, de 10 a 20 metros de altura, aunque no es excepcional que alcance más de 25 metros. El tronco, ensanchado en su tercio inferior, le sirve para almacenar agua para tiempos de grave sequía. Está protegido por gruesos aguijones cónicos. En árboles jóvenes, el tronco es verde debido a su alto contenido en clorofila, capaz de realizar la fotosíntesis cuando faltan las hojas; con el tiempo, se forman vetas rugosas y agrietadas de color castaño grisáceo.
Las ramas tienden a ser horizontales y también están cubiertas de aguijones. Hojas compuestas con cinco a siete folíolos normalmente cerrados. Flores de cinco pétalos con el centro blanco cremoso y rosa en la zona distal, miden 10-15 cm de diámetro y su forma recuerda al hibisco. Otra especie tiene flores blancas o amarillas, también conocido como Yuchán. Su néctar es muy atractivo para los colibríes así como para las mariposas monarca que la polinizan. Florece de enero a mayo en el hemisferio sur, en lo alto de su copa globosa o algo aparasolada.
La fibra contenida en los frutos, aunque no de tan buena calidad como en otras especies se usa para rellenos por su suavidad y flexibilidad, en embalajes, para hacer canoas, como pulpa de madera para hacer papel y en cuerdas. De las semillas se extrae aceite vegetal, tanto comestible como de uso industrial.
Se cultiva principalmente como planta ornamental. A menudo se encuentra en calles urbanas de ciudades subtropicales de España, Sudáfrica, Argentina, Australia, el norte de Nueva Zelanda y el sur de Estados Unidos.
Leyenda guaraní
Dicen que en ciertas tribus cercanas al río Pilcomayo, cuya denominación es río de pájaros en lengua guaraní, al palo borracho lo llaman “madre pegada a la tierra”.
Cuentan que, en una antigua tribu de la selva, se destacaba una bella niña, a la cual todos los jóvenes de la comunidad pretendían.
Sin embargo, ella estaba enamorada profundamente de un bravío guerrero, ambos vivían un apasionado romance, hasta que cierto día, una tribu enemiga les declaró la guerra. Ante la inminente contienda, el cacique reunió a su gente. Entre ellos estaba el guerrero amante de la joven, que debió ser de la partida.
Él junto a otros tantos, se marchó y ella quedó sola, no sin antes, prometerle amor eterno. Los días y las noches se sucedían sin noticias, los guerreros no daban signos de vida, muchas lunas pasaron hasta que conocieron la terrible verdad, ya no volverían.
A la joven le resultaba imposible apartar su corazón de quien tanto había amado. Su corazón estaba partido y ya no podría amar a nadie más. Si bien recibía todo tipo de halagos y proposiciones, ella se negó a todos.
Cuando no pudo más con su dolor, una tarde gris como su tristeza, dejó todo atrás y se internó en la selva. Ella entristecida se dejó morir.
Así fue encontrada por unos cazadores que andaban por allí. La muchacha yacía sin vida en medio de unos yuyales. Alertados del suceso, decidieron llevar su cuerpo a la comunidad, al alzarla, entre llantos de congoja y asombrados, notaron que de sus brazos nacían ramas y que su cabeza se doblaba hacia el tronco y de sus dedos crecían bellísimas flores blancas. Los hombres que, habían querido levantarla, salieron corrieron ante semejante acontecimiento hacia la aldea.
Días después un grupo quiso cerciorarse que los sucesos descriptos eran verdaderos y se internaron en la selva al encuentro de lo que quedaba de la hermosa muchacha. Solo se encontraron con un árbol vigoroso, cuyas flores blancas se habían tornado rosadas.
Cuentan los ancianos, que esas flores blancas eran las lágrimas de la joven y que se volvían rosadas debido a la sangre derramada por su valiente guerrero.
El árbol “Palo Borracho” y los naranjos de la Batería:
Tal es el nombre de un capítulo del libro “Árboles históricos de la República Argentina”, de Enrique Udaondo. En él se relata que, en los alrededores de Corrientes, en el paseo de la Batería, donde se libró el encarnizado combate entre argentinos y paraguayos, al iniciarse la Guerra de la Triple Alianza, el 25 de mayo de 1865, se conserva el árbol samuhú, conocido vulgarmente como “palo borracho. Dicho combate fue el primero de la guerra que reconquistó la ciudad de Corrientes.
En el mismo paseo se conservan algunos naranjos, resto del monte que existió en la época de aquella batalla, bajo el cual se trabó reñidísima lucha con los paraguayos.
El libro de Udaondo fue impreso en 1935 por lo tanto los datos arriba aportados pertenecen a un relevamiento suyo anterior. No podríamos aseverar que ellos aún permanecen en pie. Han sido consignados como muestra de la importancia que se le ha atribuido a distintos ejemplares de nuestra flora que han sido testigos de diferentes hechos históricos.
El palo borracho del Dr. Ramón Márquez
Figura clave del Hospital Zenón Videla Dorna, inaugurado el 12 de marzo de 1899, el doctor Ramón Natalio Márquez, se destacó por su altruismo y dedicación.
Fue a partir del año 1917 director del hospital, cargo que ejerció durante más de cincuenta años. Médico, ciudadano notable, comisionado municipal de nuestra localidad durante 1940 y 1941.
Fue designado miembro titular de la Comisión Ejecutiva Pro Reparación de la Iglesia de San Miguel del Monte.
La señora Elena Pérez fue durante muchísimos años su ama de llaves y persona de confianza.
Fue primordial su dedicación al ejercicio de su función, secundado por las Hermanas del Hospital, la partera Francisca Agrelo y otros asistentes que pueden apreciarse en la siguiente foto.
También se interesó por la política y apoyó abiertamente la gestión del progresista Daniel Videla Dorna.
En el año 1942, el pueblo homenajea en el Salón Humberto I°, (actual Centro Cultural Enrique Uzal), al Dr. Ramón N. Márquez por su trayectoria y compromiso para con la comunidad de San Miguel del Monte.
Falleció el 4 de mayo de 1975. Un año luego de su muerte, el 30 de mayo de 1976, se colocó un busto en el hospital recordando su dilatada trayectoria.
Vivía enfrente a la Plaza Adolfo Alsina, sobre la calle Alem, en una amplia casa de una planta, zaguán que daba a la puerta principal, ventanas a la calle y una larga cornisa moldurada con balaustrada italianizante, acompañaba la clásica fachada pueblerina de las grandes casas céntricas de principios del siglo XX.
En la siguiente foto se pueden verificar los vestigios de la construcción original, perceptibles solo en su parte superior, en el sector del remate ricamente elaborado. De media altura hacia abajo, las pilastras han sido mutiladas y las aberturas con arco de medio punto ya casi no se dejan ver, a la vez que los distintos colores y texturas han invadido el actual zócalo de comercios. Las subdivisiones, las modas, los usos, el tiempo, han operado aquí como en tantos otros sitios.
Hoy:
Personaje lúcido de nuestra historia local, dejó por su dedicación y servicio, una herencia moral, un modelo a seguir. Nada escapaba a sus intereses, por eso también nos legó el magnífico ejemplar de Palo borracho, que el mismo plantó con sus manos y que hoy nos alegra con la belleza de sus rosadas flores y su amable sombra en los días del estío.
¿Cuántos años tendrá? ¿Cuántos hechos han acontecido bajo suyo o a sus alrededores? Sin duda alguna, por el tamaño que presenta, ha sido y es testigo mudo de la larga vida citadina de San Miguel del Monte, su gente, su historia, su cultura. De nosotros depende que lo siga siendo.
Bajo su sombra, muchos niños, a diario, disfrutan en los juegos infantiles. Y forma una custodia vegetal a la figura de Don Raúl Videla Dorna, que con su blancura se destaca por delante del verde del palo borracho.
HOY
El 12 de diciembre de 2023 ha sido declarado como Bien de Valor Patrimonial, según la ordenanza N°4362/20 y el decreto N°2371.
Para Pensar
Dar a conocer los árboles históricos y/o notables del partido de Monte contribuye con su protección, colabora para salvarlos de la destrucción o del olvido, y tiende también a despertar el cariño por los árboles en general.
“Sólo se valora lo que se conoce, y sólo se protege lo que se valora”.
- Árboles históricos de la República Argentina, Enrique Udaondo, Ediciones Rosso, quinta edición, 1935.
- Monte, cuna de Rosas. 220 años con historia. Astorga y Fabiano.
- Aportes locales: historia oral.
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