Nombre científico: Phytolacca dioica
Nombre común: Ombú o bellasombra
Características:
Oriundo de los montes del Nordeste argentino, Uruguay y Sur de Brasil, también se da en Paraguay. En la región pampeana de Argentina es una especie ampliamente conocida por su particularidad de dar sombra y de actuar como marca para señalizar territorios en el paisaje. Ambas características también son de gran importancia para poblaciones de otras regiones cubiertas de grandes extensiones de pastizales del Nordeste argentino, como ocurre en la zona de los Esteros del Iberá, provincia de Corrientes.
Una creencia extendida es que planta herbácea fue introducida por primera vez en Europa por Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón, que plantó varios ejemplares en Sevilla siendo el más famoso el del Monasterio de la Cartuja de Sevilla.
Su tronco, carente de madera, no tiene anillos anuales, y consta de capas fibrosas sueltas, cuyo número alcanza varios cientos. El tejido suave y esponjoso del tronco y las ramas contienen hasta un 80 % de agua (no sufre de los incendios de estepa). Por lo tanto, el árbol verde no se quema en absoluto, mientras que el árbol seco arde como un papel de periódico.
De rápido crecimiento, sin exigencias con respecto al tipo de suelos, es fácil para este gran árbol tolerar la sequía y los insectos. Su siembra no tendría que ser muy cuidada, ya que aparentemente nunca muere y su reproducción casual se da con mucha facilidad.
Presenta hojas grandes verdes y lustrosas, en las que se ve el nervio principal muy marcado. Proyecta una sombra espesa, y sus enormes ramas se extienden hasta 15 metros y más. Los insectos, en general, no pueden tolerar este árbol, y, por lo tanto, las personas que descansan en su sombra no son molestadas por hormigas, moscas o mosquitos.
Además, sus enormes raíces se elevan sobre el suelo, formando un banco natural macizo. Quizás este es el único árbol cuyo tronco y raíces proporcionan un asiento para aquellos que quieren descansar bajo él.
Las flores son unisexuadas y se presentan en pies separados: hay ejemplares con flores masculinas y otros con flores femeninas. En ambos casos las flores se agrupan en largas inflorescencias. Los frutos se agrupan en infrutescencias que pueden llegar a medir cerca de 20 cm de longitud. La planta es semi-caducifolia.
Ombú, árbol patrio:
En 1927 se hizo una encuesta en la que participaron unos 30.000 escolares para determinar cuál era el “árbol patrio” de Argentina. Los resultados, publicados en el periódico argentino La Razón, fueron los siguientes: 14.670 votos para el ombú, 3.160 para el pino, 2.150 para el laurel, 2.100 para el ceibo y 1.430 para el algarrobo. Este resultado fue controvertido, puesto que el ombú realmente no es originario de La Pampa argentina, aunque si está extendido por dicho territorio.
El ombú aparece en numerosos textos de poetas, cantautores, escritores y payadores. A continuación, y a modo de ejemplo, se podrá leer los versos de Bartolomé Mitre.
A UN OMBÚ EN MEDIO DE LA PAMPA
Aquí estás, ombú gigante
a la orilla del camino,
indicando al peregrino
no siga más adelante
en la llanura sin fin.
Tú señalas las barreras
que dividen el desierto,
y oyes el vago concierto
que alzan las auras ligeras
de la pampa en el confín.
Eres la verde guirnalda
de la cabaña pajiza,
que vas marchando de prisa
con el pasado a tu espalda
y a tu frente el porvenir.
Donde huye el indio salvaje
y el cristiano se adelanta,
tu cabeza se levanta
susurrando tu ramaje:
“El rancho llegó hasta aquí”.
Eres lo último que muere
de la morada del hombre,
y sin registrar un nombre
estás contando al viajero
memorias de hoy y de ayer.
Al proseguir tu carrera
por la llanura extendida,
sobre tu cima florida
hoy alzas en la frontera
el pendón de nuestra fe.
¿Qué ves más allá? ¿La pampa
que en contorno se dilata,
el arroyuelo de plata,
el toldo en que el indio acampa,
o el inmenso pajonal?
Tú miras allá a lo lejos
al trasponer aquel monte
en el remoto horizonte,
como en mágicos espejos
lo que es y lo que será.
Miras la pampa argentina
de ciudades matizada,
y por mil naves surcada
la laguna cristalina
que hoy cubre verde juncal;
miras la pobre cabaña,
que en palacio se transforma,
y que al tomar nueva forma,
con nuevas luces se baña
su contorno natural.
Miras al indio tostado,
que lanzando un alarido,
va huyendo despavorido
por el llano dilatado,
en pavoroso tropel;
seguido del tigre fiero
que abandona su dominio,
hay teatro de exterminio,
y tras él, el jornalero
que las transforma en vergel.
No pases más adelante,
que más lejos, abatido,
marchito y descolorido
verás al ombú gigante
hoy de la pradera rey:
Y en su lugar la corona
verás alzarse del pino,
que unido al hierro y al lino
sirve al hombre en toda zona
para dar al mundo ley.
Ese destino te espera,
árbol, cuya vista asombra,
sin dar al rancho madera,
ni al fuego una astilla dar;
recorrerás el desierto
cual mensajero de vida,
y, tu misión concluida,
caerás cual cadáver yerto
bajo el pino secular.
Año 1842
Bartolomé Mitre
Bartolomé Mitre: 1821-1906. Político, militar, historiador, escritor, periodista y estadista argentino. Presidente de la Nación Argentina, gobernador de la provincia de Buenos Aires, uno de los líderes del Partido Unitario, y fundador del diario La Nación en el año 1870.
“A causa de él [Rosas] he tenido que vestir las armas, correr los campos, hacerme hombre político y lanzarme a la carrera tempestuosa de las revoluciones sin poder seguir mi vocación literaria”, escribió Bartolomé Mitre, que quiso describirse a sí mismo como un poeta perdido (o sacrificado) en los avatares de la guerra civil. Armas y letras, empero, lejos de estorbarse mutuamente, coincidieron en su vida desde el comienzo.
El ombú de Marita Hasenbalg, OMBÚ TESTIGO
Observando el plano del ejido de Monte de 1822, de Reyes, en la cuadra de Arroquigaray vivían Don Manuel Velázquez hacia la calle Belgrano, y Don Miguel Gómez hacia Santos Molina. Ya en 1829, según el plano de Chiclana, los vecinos eran Don Joaquín Moreira hacia Belgrano, y el cura José Leones, hacia Santos Molina.
Años más tarde, los vecinos cuentan que en esta zona habitaba la familia Viñas, una de las más antiguas de Monte, ocupando varios solares. Y, en este solar, se ubicaba la casa de Armando Viñas.
¿Quién será el que plantó este ejemplar? No lo sabemos. ¿Habrá sido la mano humana o la naturaleza misma?
Lo cierto es que hacia el fondo de un lote ubicado en la calle Arroquigaray entre Belgrano y Santos Molina, dentro del sector más antiguo de la ciudad de San Miguel del Monte, crece un hermoso ombú que presta su nombre a un vivero que allí desempeña su actividad. Se observa una lozanía extraordinaria en este añejo ejemplar del que se desconoce su edad.
El tronco de este árbol, a un metro del suelo, mide 5,70 metros de circunferencia. Cinco ramas principales se extienden, bien desarrolladas, en distintas direcciones formando figuras caprichosas. Y una veintena de ramas menores crecen alrededor de las principales, conformando de esta manera un ejemplar muy importante y valioso.
Transitando por las tres calles que lo rodean se puede observar su esbelta y frondosa copa, a pesar de diversas podas de formación. Y, una vez debajo de su copa, su importancia y envergadura parecen multiplicarse.
Por su edad y ubicación estratégica seguramente fue testigo mudo de muchos acontecimientos pueblerinos, relevantes o no, quien lo sabe, de escenas que se desarrollaron a su alrededor durante los primeros tiempos de nuestro pueblo.
Pero, más allá de hechos relevantes o simples, debe ser valorado y protegido como un ÁRBOL NOTABLE ya que se distingue por su monumentalidad, porte, edad, y por lo que esta especie representa en nuestro suelo argentino y en nuestra pampa húmeda.
Fotos actuales de la imponencia de este ejemplar de ombú.
Fotos actuales del momento de la colocación de la placa respectiva. Foto izq.: Julio Ivroud, albañil que las coloca, Marita Hasenbalg, dueña del ombú y Oscar Llanes, vocal de la Comisión de Patrimonio montense.
Hoy:
El 12 de diciembre de 2023 ha sido declarada como Bien de Valor Patrimonial, según la ordenanza N°4362/20 y el decreto N°2371.
Para Pensar
Dar a conocer los árboles históricos y/o notables del partido de Monte contribuye con su protección y colabora para salvarlos de la destrucción o del olvido, y tiende también a despertar el cariño por los árboles en general.
“Sólo se valora lo que se conoce, y sólo se protege lo que se valora”.
- Árboles históricos de la República Argentina, Enrique Udaondo, Ediciones Rosso, quinta edición, 1935.
- Marita Hasenbalg.
- Carlos Moreno.
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