Varias colectividades llegaron a estas tierras nobles, casi vírgenes aún, viendo la oportunidad de comenzar de nuevo, a través del trabajo tenaz y fecundo. Así, arriban a Monte muchas familias de italianos cuyos apellidos aún nos acompañan: Aicardi, Sona, Mucci, Frascaroli, Sansone, Bonetti, Cappa, Dapello, Ricotta, Crocco, Arata, Laprovítera, Samuelli, Grossi, entre otros.
Allá por el año 1887, a bordo del barco “Stella Maris” llega a nuestro país una familia proveniente de la comuna de Laurenzana, provincia de Potenza, región de Basilicata,al sur del Reyno de Italia, (escrito según la ortografía que consta en diversos documentos familiares adjuntos).
Quizás alentados por las promesas de “hacerse la América” y siendo parte de las distintas oleadas inmigratorias europeas que contribuyeron con el poblamiento de un país en crecimiento y dispuesto a recibir con los brazos abiertos a miles de viajeros, son destinados a Monte. Él, Francesco Vicenzo Sansone (hijo de Nicolás Sansone y Carmela Peccora); ella, María Filomena Pantone. Fueron los bisabuelos de quien nos relata su historia, con una memoria prodigiosa, una actitud envidiable, y a sus ochenta y tantos años, Ángel Alberto “Beto” Sansone. Cuando emprenden esta odisea el matrimonio italiano ya tenía 4 hijos: Vicente, Carmen, Nicolás Pedro y Francisco. Luego ya en Argentina nacería la menor, Ana.
Nicolás Pedro Sansone tuvo 5 hijos: Miguel Ángel Sinforiano, padre de Beto, María del Carmen, María Luisa (Tía Lola), Nicolás Narciso (Michi), Miguel Ángel Matías (Tío Negro).
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